Nos cuenta santa Faustina en su diario) Satanás me confesó que soy el objeto de su odio. Me dijo: Mil almas me hacen menos daños que tú cuando hablas de la gran misericordia del Omnipotente. Los más grandes pecadores toman confianza y vuelven a Dios y yo – dice el espíritu maligno – pierdo todo, pero además me persigues con esta misericordia insondable del Omnipotente. He comprendido cuánto Satanás odia la Divina Misericordia, no quiere reconocer que Dios es bueno.
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