Cuenta santa Faustina en su diario :En varias ocasiones noté cómo las almas consagradas defienden su gloria fingiendo la gloria de Dios, cuando no se trata tanto de la gloria de Dios sino de la propia gloria. Oh Jesús, cuánto me hirió eso. ¡Qué misterio descubrirá el día de Tu juicio! ¿Cómo es posible robar los dones de Dios?
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