https://contranuevaera.org/2021/09/22/la-nueva-era-es-un-vieja-farsa/
Satanás
no siempre obra con la misma fuerza. Por ejemplo, estoy persuadido de que de
noche su acción se hace más fuerte que de día. La noche es el tiempo del
diablo. De noche él se mueve sin ser molestado y logra sembrar su cosecha de
muerte. Es cierto que la noche no son solamente las horas sin luz. La noche es
también la noche del espíritu. Cuando nuestro espíritu está en la oscuridad,
vive en las tinieblas, el diablo tiene un mayor espacio de maniobra. Por eso es
necesario confesarse con frecuencia. La confesión hace que el hombre vuelva a
la luz. La confesión es más poderosa que el exorcismo. Satanás le teme más a la
confesión que al exorcismo. Porque la confesión de una vez hace que el hombre
regrese a la luz, a la gracia de Dios, y contra un hombre en gracia de Dios
Satanás no puede hacer nada. La confesión destruye el mal. Lo aniquila. Y
conduce al hombre hacia la luz, hacia el bien. Claro que es preciso estar
siempre vigilantes. Satanás es infinitamente más astuto y poderoso que nuestras
capacidades de defensa. Por lo cual se necesita estar siempre alerta y tener
mucha humildad.
El ataque de Satanás va dirigido principalmente a
quien en el mundo ocupa puestos de poder. Porque hacer suyos a hombres que
tienen grandes responsabilidades significa hacer a su vez suyas a muchísimas
otras personas. Y después, los más atacados son los hombres de Iglesia. ¿Por
qué? Porque ellos deberían ser los santos de Dios y, en cambio, si se dejan
vencer por Satanás se convierten en sus enemigos.
Satanás ataca ante todo al Papa. Su odio contra el
sucesor de Pedro es feroz. Lo he experimentado en mis exorcismos. Cuando nombro
a Juan Pablo II los demonios arrojan espuma por la boca debido a su rabia.
Otros tiemblan. Algunos otros suplican que no se le nombre más. Lo mismo pasa
con Benedicto XVI. Todo gesto de Joseph Ratzinger, sus liturgias tan sencillas
y ordenadas, son un poderoso exorcismo contra la furia del demonio.
Despues del Papa, Satanas ataca a los cardenales, los
obispos y a todos los sacerdotes y religiosos. Es normal que asi sea. Nadie ha
de escandalizarse por esto. Y tampoco ha de escandalizarse si algunos, en la
iglesia, ceden a sus ilusiones y se dejan vencer. Los sacerdotes, las
religiosas y religiosos son llamados a una dura batalla espiritual. Jamas deben
ceder ante el demonio. Si abren la puerta de su alma al demonio, aunque sea un
poco, este entra y se apodera de toda su vida.
Un dia, como ya lo dije, sor Faustina Kowalska vio lucidamente
el infierno. Y dentro de este vio el lugar que Satanas tiene preparado para los
sacerdotes, los sacerdotes condenados por toda la eternidad. Este es el relato
de sor Faustina:
“Entonces el sendero que yo seguía se abrió y me
encontré en otra caverna que estaba sobre la primera y era más horrible. Allí
estaban los sacerdotes indignos que habían tenido la osadía de recibir
sacrílegamente en sus manos y en su corazón al Hijo de la Virgen. Aquellos miserables
sufrían tales torturas que todas las demás de las que he hablado no son nada en
comparación. Eran tormentos especialmente en las partes del cuerpo que habían
tocado la hostia consagrada; por el dolor se hacían perforar las manos que se
habían convertido como en carbones ardientes; sus lenguas se veían hechas
pedazos y pendían fuera de su boca para significar sus sacrilegios; todo el
interior de sus cuerpos y en especial su corazón eran devorados por el fuego y
presas de dolores horribles. Allí vi yo enderezarse como una serpiente que
quiere saltar, a un mal sacerdote que yo conocí y que había muerto de repente
después de haber causado graves escándalos. Me miró fijamente con rabia y de
inmediato volvió a caer a lo más hondo del horno”
Yo digo: la misericordia de Dios lo puede todo. No es
nunca demasiado tarde para arrepentirse, para volver a Dios. Hay un hecho que
es verdad. No se puede olvidar que el escandalo de la pedofilia en el clero ha
explotado en estas ultimas decadas. Este es el tiempo de la furia de Satanas
contra el mundo. Una furia que golpea de manera poderosa sobre todo a la
Iglesia. El hecho de que los escándalos hayan salido a la luz del día es un
bien. Porque le permite a la Iglesia hacer penitencia, enmendarse, no pecar
más.
El mundo está bajo el poder del demonio. Con Satanás están
muchos profetas suyos. Muchas personas que la Biblia llama falsos profetas.
Falsos porque llevan a la mentira y no a la verdad. Estas personas existen
fuera pero también dentro de la Iglesia. Se reconocen de inmediato: dicen
hablar en nombre de la Iglesia cuando en realidad hablan en nombre del mundo.
Piden a la Iglesia que se vista con los hábitos del mundo y de esta manera confunden
a los fieles y llevan a la Iglesia a aguas que no son suyas. Son las aguas del
maligno. Las aguas que la Biblia describe de manera admirable en su último
libro, el Apocalipsis.
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