.
✠ Señor Jesús, TE RUEGO que cures las heridas del segundo mes de mi gestación. Hazme sentir, ¡oh Dios mío!, cuánto valgo para ti, sobre todo si mi madre experimentó miedos, angustias o traumas cuando me esperaba, si me he sentido no deseado o rechazado por ella o si mi padre tampoco me deseó.
Dame la gracia de perdonar a mis padres sabiendo que Tú me has cuidado siempre como a la niña de tus ojos. Virgen Santísima, sana las heridas del tercer mes de mi gestación, cuando se manifestó mi condición masculina/femenina y se configuró mi sexualidad cerebral, para que con gozo pueda aceptarla y pueda alabar y bendecir a la Trinidad por sus dones, rechazando toda atadura del maligno, si es que mis padres desearon otra condición sexual para mí. Ven a sanar, Madre, las heridas del rechazo de mi identidad.
Madre de Dios, intercede ante el Padre para sanar las
heridas que se hayan producido durante el cuarto mes de mi gestación. Sana en
mí toda inseguridad, zozobra, miedo o rechazo
a una vida extrauterina que pude presentir como dolorosa, si es que hubo desavenencias conyugales entre mis padres, disgustos profesionales, o si en ese tiempo mi madre padeció alguna enfermedad, accidente, o sufrió en exceso por el fallecimiento de un ser querido. Líbrame, Madre santa, de todo espíritu de muerte e influencias malignas que buscaron que fuese una persona pesimista, negativa, apagada o enfermiza.
✠ Señor Jesús, te alabo, te bendigo y te proclamo como mi único Dios y rechazo toda forma de idolatría. Líbrame, Señor, de toda contaminación maléfica si es que, en el quinto mes de mi gestación o en otros, los míos tuvieron algún contacto con la brujería, ya fuese porque mi madre acudiera a adivinos o curanderos, o bien porque alguien le hubiera hecho algún maleficio. Madre de la Vida intercede ante tu Hijo para librarme de toda maldad , si en mi vida hubiera alguna conexión con los muertos por causa de anteriores embarazos de mi madre malogrados o sucesos relacionados con la muerte.
Sana, Señor, las heridas del sexto y séptimo mes de gestación, cuando el embarazo se hizo más pesaroso a mi madre. ¡Que tu Madre Santísima venga a sanarme y me haga vibrar de alegría en el Espíritu Santo, como hizo con Juan Bautista en el vientre de Isabel!, sobre todo si en ese tiempo me hubiera sentido angustiado o rechazado porque mi madre o no se cuidó o no recibió la ayuda que entonces necesitaba.
sanacion intergeneracional familiar | Facebook
Comentarios
Publicar un comentario