✠ ¡Ten misericordia de mí, Señor! Te doy gracias por tu
inmenso Amor hacia mí. Restáurame y concédeme una gracia renovada para amar y crecer en tu amor.
Que tu Preciosísima Sangre alimente mi corazón, circule por todo mi ser y
recorra mi sistema nervioso simpático, parasimpático, consciente, subconsciente, inconsciente,
infraconsciente y supraconsciente, mi
sistema respiratorio, circulatorio, digestivo, linfático, endocrino, afectivo
sexual, inmunológico, epidérmico, óseo,
muscular, mis extremidades y órganos internos, para que Tú los purifiques,
restaures, sanes y liberes de toda
mancha maléfica.
Señor Jesús, me
entrego enteramente a Ti: en cuerpo y
alma, memoria, inteligencia y voluntad. Pongo en tus Manos mis ideas, mis
sentimientos, mis palabras y obras, mis heridas
y fragilidades, mis límites, mis tibiezas, mis durezas de corazón y también los odios y malquerencias
que me habitan, y todas mis riquezas ¡Que el fuego de tu Mirada y su Luz hagan de mi existencia un continuo acto de
amor hacia Ti con obras de ternura y de
paz para todos!
Desde ahora mi pasado y mi futuro quedan en tu Corazón Misericordioso y bajo la llama de Amor
del Corazón Inmaculado de María. Mis heridas no serán ya heridas porque tu inmenso amor las sana: serán
experiencias para edificar mi futuro
temporal y eterno contigo. Acojo esta sanación y liberación que has obrado en
mí. ¡Gracias, Jesús, por haberme hecho
como soy y por haberme salvado! ¡Aleluya!
AMÉN, AMÉN, AMÉN.
Comentarios
Publicar un comentario