Que la Santísima Virgen Madre de Dios, María, piadosísima Consoladora de los afligidos, encomiendo a su Hijo, el alma de este su siervo para que por su maternal intercesión, no tema los terrores de la muerte, sino que acompañada por ella, penetre alegre en la deseada mansión de la patria.
Amén.
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