. Los maleficios directos son aquellos que se hacen, dando de comer o beber cosas a las cuales se ha mezclado aquello con lo cual se intenta hacer el maleficio. Los ingredientes suelen ser: sangre, porquerías, parte de algún animal... La eficacia no depende tanto del material usado sino de la voluntad de hacer daño con el poder demoníaco, que se imprime en esas cosas por medio de ritos y fórmulas.
El maleficio indirecto se da cuando se hacen invocaciones sobre objetos que representan al que se quiere hacer daño: un muñeco, una foto, un sapo, vestidos... Unas veces, se clavan alfileres, puntas... Se trata de material de transferencia, que sirve para realizar los daños, que se quieren causar a la persona representada. Si se clavan a un muñeco alfileres en la cabeza, la persona sentirá fuertes dolores en la cabeza y así en otras partes de su cuerpo. A veces, se deja podrir carne fresca maleficiada y enterrada para que la persona se vaya pudriendo de enfermedad. En ocasiones, se mete un sapo maleficiado en una caja para que se muera poco a poco de hambre, tal como se desea que le ocurra al interesado. Normalmente, estas cosas o muñecos maleficiados se entierran en la casa o terreno del que quieren hacer daño. Por eso, cuando se encuentren, hay que echarles agua bendita y quemarlos fuera de casa, en lugar abierto. Las cenizas y los objetos no quemados se echan donde corre el agua (río, mar). Mientras se queman los objetos, hay que rezar, pidiendo la protección de la sangre de Jesús y, después de haberlos quemado y echado al río o al mar, hay que lavarse las manos con agua bendita.
El padre Giovanni Salerno, fundador de la Congregación de los siervos de los pobres del tercer mundo, me contaba que, cuando comenzó a tener seminaristas en su Seminario de Ajofrín (Toledo-España), en el año 1993, se suscitaron algunos hechos de rebeldía y desobediencia; y otros problemas con la empresa constructora. Él se lo contó a un exorcista de Roma, muy amigo suyo, quien tuvo el discernimiento de que habían hecho un maleficio e, incluso, le dijo en qué lugar del terreno. Cuando llegó a Ajofrín, fue al lugar y encontró una muñeca clavada con alfileres y otras cosas. Lo quemó todo y volvió la paz y tranquilidad.
El padre Gabriele Amorth dice: Muy frecuentemente me ha tocado bendecir a personas que han sufrido hechicerías al comer o beber alguna cosa con maleficio... En estos casos, el organismo, para liberarse, debe expeler lo que de maléfico contiene. El óleo exorcizado ayuda a descargar y liberar el cuerpo de estas impurezas. Asimismo, beber agua bendita ayuda a este objetivo... ¿Qué se expulsa? A veces, saliva densa espumosa; o una especie de papilla blanca. Otras veces, se trata de objetos más variados: clavos, pedazos de vidrio, pequeñas muñecas de madera, hilos de cuerda anudados, alambr
joven, que no era cristiana y estaba casada con un musulmán, cuenta una experiencia personal:
Tenía yo 18 años y viajaba en un autobús con mi hermana en Roma. Estaba sentada. De pie junto a mi asiento estaba una señora que tenía bajo el mentón unos largos pelos negros. Me reí de aquella señora barbuda. Pero ella se molestó y me dijo: “Tú te ríes, pero no sabes cuánto sufro con estos pelos, que te podrían crecer también a ti”. A los dos días, me aparecieron debajo de mi mentón aquellos mismos pelos negros y largos. Hasta ahora tengo esos pelos, a pesar de haber visitado distintos médicos y endocrinólogos, y de haber recibido diferentes tratamientos .
A mi hermana, que era maga, le pedí que me enseñara un poco de fórmulas mágicas, que surtieran efecto. Me interesaba ganar dinero con los incautos e ignorantes, que acuden a los magos a pedirles ayuda. Un día, un cliente me dijo que hiciera daño a una persona para que tuviera un accidente y quedara quemado. Leí la fórmula mágica y puse el muñeco que hice bajo la ventana, sin pensar más. A los pocos días, alguien me llamó por teléfono y me dijo que el hombre a quien había hecho maleficio había tenido un accidente y había quedado quemado de medio cuerpo. Desde ese día, tuve miedo y me he alejado de estas cosas .
Si una madre sospecha que su esposo o su hijo o algún otro familiar está afectado por fuerzas maléficas, puede hacer bendecir sus vestidos y, si él no los puede llevar por no soportarlos, podría ser un síntoma positivo. Otra prueba podría ser echar a la comida agua bendita. Si la persona afectada la siente amarga y que no la puede comer, podría ser otro síntoma.
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