SI USTED HA ESTADO EN CONTACTO con el ocultismo, el esoterismo, el espiritismo, la astrología, la brujería, la magia, el hipnotismo, el reiki, el yoga, la meditación trascendental, la Nueva Era (New Age) o cualquier tipo de secta (oriental o no); o también con
“pranoterapeutas”, supuestos curanderos o magnetizadores, que curan por medio de imposición de las manos, pases magnéticos o radiestesia (péndulo); si usted ha visitado a videntes (magos, adivinos, chamanes, jeques, marabús o gurús), a cartománticos (los que leen las cartas), a quirománticos (los que leen las líneas de la mano) o a nigromantes (los que consultan los espíritus difuntos): sepa usted que se ha dirigido a individuos que trabajan con el demonio y que usted ha dado a Satanás un cierto poder sobre usted.
Si usted mismo ha buscado conocer el futuro (incluso jugando con el tarot o el horóscopo), si ha llevado fetiches (talismanes, amuletos, signos del zodiaco, pulseras y joyas diversas); si ha hecho –o si se le ha practicado– preparados ocultos, si ha pronunciado fórmulas o repetido palabras secretas (por ejemplo mantras), en fin si usted a frecuentado lugares envenenados por la brujería, el vicio o la depravación moral; con mayor razón si usted ha hecho un pacto con Satanás, si ha hecho magia, consultado a los muertos, etc.; si ha hechizado, aojado, proferido maldiciones o blasfemias, ante todo debe usted esforzarse en darse cuenta de que ha ofendido gravemente a nuestro Padre celestial (la aspiración a la divinidad es, en efecto, el centro del ocultismo y de la brujería).
Después, en una confesión exhaustiva, debe pedirle perdón a Dios por estos extravíos y pecados que Él abomina ; incluso si estos hechos sucedieron hace tiempo y, en aquel momento, no era usted consciente de ofender a Dios.
A continuación y en el Nombre de Jesús, el único que libera a los cautivos (Lc 4, 18), se deberá cortar los lazaos maléficos contraídos por estas prácticas.
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