SEÑOR TODOPODEROSO, Dios de Israel, un alma afligida y un espíritu abatido claman a ti. Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado contra ti. Ti reinarás por siempre, nosotros morimos para siempre. Se164or todopoderoso, Dios de Israel, escucha las súplicas de los israelitas que ya murieron y las súplicas de los hijos de los que pecaron contra ti: ellos desobedecieron al Señor, su Dios, y a nosotros nos persiguen las desgracias. No te acuerdes de los delitos de nuestros padres; acuérdate hoy de tu poder y de tu renombre. Porque Tú eres el Señor, Dios nuestro, y nosotros te alabaremos, Señor. Nos infundiste tu temor para que invocásemos tu nombre y te alabásemos en el destierro, y para que decidiéramos apartarnos de los pecados con que te ofendieron nuestros padres. Y ahora aquí estamos, en este destierro donde nos dispersaste, convertidos en objeto de burla y maldición, para que paguemos así los delitos de nuestros padres, que se alejaron del Señor, nuestro Dios.
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