Hay cierta persona que me ejercita en la paciencia, tengo que dedicarle mucho tiempo. Cuando hablo con ella, siento que miente y eso de continuo, pero como me habla de cosas lejanas que no puedo verificar, pues sus mentiras quedan impunes; sin embargo, interiormente estoy convencida de que no es (264) verdad lo que me dice. Una vez, cuando me vinieron dudas de que yo podía estar equivocada mientras ella decía, quizá, la verdad, pedí al Señor Jesús que me diera esa señal de que si ella verdaderamente mentía, confesara ella misma una de las cosas de las que yo estaba interiormente convencida que mentía; y si ella decía la verdad, que el Señor Jesús me quitara la convicción de que ella mentía. Poco después volvió a venir y me dijo: Hermana, le pido perdón, pero mentí en tal y tal cosa. Y comprendí que la luz que tenía dentro de mí respecto a aquella persona, no me había engañado.(Santa faustina)
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