1. Se deshará usted enseguida de todo objeto oculto (sortijas, medallas, pentáculos o estrellas de cinco puntas, cinturones, signos del zodiaco, ojos azules, ojos de venado, herraduras, talismanes, amuletos, polvos, perfumes e inciensos orientales, máscaras o estatuillas de divinidades paganas, libros y todo elemento esotérico, insignias de sectas, etc.).
A poco que se pueda, deberá quemarse estos objetos tal como dijo san Pablo a los cristianos de Éfeso (Hch 19,19), asperjándolos con agua o sal benditas e invocando el Nombre de Jesús. Sobre todo no deben lanzarse a la basura o al retrete. Las cenizas restantes o los objetos incombustibles serán lanzados al agua corriente (río o mar). Si uno ya se deshizo de ellos, incluso si hace ya mucho tiempo, deberá rezar de todos modos para Jesús le libere de los lazos contraídos.
Si su situación no mejora o sigue empeorando, podría ser necesario ir a un sacerdote que practique el exorcismo.
2. Rezar a continuación, con la mejor disposición de corazón y, de ser posible, en una iglesia y ante el santísimo Sacramento, las oraciones siguientes:
• Prólogo del Evangelio según san Juan (Jn 1, 1-14)
“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a dios, y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.
R. Que por estas palabras del evangelio todos nuestros pecados sean borrados y destruida toda influencia diabólica en nosotros.
• Dios y Padre mío, imploro tu infinita misericordia y te pido perdón humildemente. Reconozco haber pecado de descreimiento, superstición e idolatría pues me he entregado a prácticas que Tú detestas [decir aquí en qué se ha pecado].
Me comprometo a deshacerme de todos los objetos o documentos relacionados con estos caminos de tinieblas que estuvieran todavía en mi posesión.
Deposito al pie de la Cruz de Jesús todos los poderes que he adquirido –por herencia o por iniciación– y renuncio completamente a ellos a partir de hoy [enumerarlos]. Sí, renuncio a Satanás, a sus obras y seducciones con todas mis fuerzas y me entrego a Jesucristo para siempre. Rompe todos estos poderes así como todo lazo entre Satanás y yo. Ten piedad de mí y perdóname. Te pido, en el Nombre de Jesús, que aniquiles todas las influencias maléficas a las que me he expuesto yo mismo y que expulses de mi vida –y de mi familia– todo demonio que pudiera haber entrado a consecuencia de mis malas acciones. Purifícame y líbrame por la Preciosa Sangre de Jesucristo, tu Hijo.
• Señor Dios, que nos has creado libres y que, por tu Hijo Jesucristo, nos has devuelto la libertad. Solo Tú conoces el futuro y quieres que esté colmado de gracias para nosotros. Te pedimos perdón por todas las veces que hemos buscado conocer el futuro por otros medios que la oración o la reflexión personal. En particular te pedimos perdón por todo contacto voluntario con videntes y te pedimos que nos liberes de toda traba procedente de la adivinación. En el Nombre de Jesús y por la gracia de mi bautismo adquiero autoridad sobre vosotros, espíritus de malicia, y rompo las cadenas del diablo. Reivindico mi plena libertad de hijo de Dios y os doy la orden de que me dejéis inmediatamente. En el Nombre de Jesús, rompo pues para mí, para mi familia y para mis padres todo lazo oculto de adivinación y de sortilegio que provenga de toda persona que nos hubiera predicho el futuro, así como de toda videncia que se pudiera haber hecho sin saberlo nosotros.
• En el Nombre de Jesús, nuestro Único Salvador, rompo todo lazo oculto de embrujamiento, de magia, de maldición y de envidia del que mis padres, mis hijos o yo mismo pudiéramos ser víctimas.
• Finalmente, por la Preciosa Sangre de Jesús, sello todas las puertas que han podido abrirse en mi vida o en mi cuerpo por influencia del demonio.
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