"Los ángeles hacen mucho bien en nosotros, especialmente en la salvación de nuestras almas.
Un santo bendito, maravillado, le pidió a un ángel que le mostrara el camino hacia la vida eterna del paraíso. Como había estado mucho tiempo en la tierra, no quería irse sin encontrar lo que tanto deseaba. El ángel le mostró el camino.
Al salir de su celda, se encontró con un joven hermoso que le dijo que había sido enviado por Dios para mostrarle lo que había buscado durante tanto tiempo. Juntos comenzaron a caminar y llegaron a un castillo, donde encontraron a ciudadanos trabajando duramente con cargas pesadas que no podían soportar.
Dijeron al ermitaño: '¡Qué tontos son los hombres que se aferran a la madera, a las cargas que no pueden llevar, y no se apartan de ellas para poder soportarlas mejor!
El ángel respondió: esas cargas son las cosas sin sentido que la gente se compra,Si quieres entrar en la vida, la verdadera vida es para quienes no se dejan dominar por la vanidad que te ofrece el mundo,que solo viven de apariencias.
Durante la noche, llegaron a un castillo y vieron a una multitud tratando de meter vigas muy largas a través de una puerta transversal, pero no podían. El ermitaño comentó: '¡Qué necios son los que intentan lo imposible!' Y el ángel respondió: 'Si quieres entrar en la vida, huye de las malas compañías. Los soberbios, que se aferran a su propio conocimiento, se bloquean entre sí para entrar en la vida, cuya puerta es la humildad, firmemente apoyada en la mansedumbre y la caridad.'
Al amanecer, continuaron su camino y, al mediodía, llegaron a una ciudad donde encontraron un hermoso pozo del cual dos fuentes de agua fluían sin cesar en un recipiente perforado, pero el agua no avanzaba. El ángel explicó: 'Si deseas acercarte a Dios, huye de los vicios. Hay personas en el mundo que, llenas de ira y sin misericordia, desean beber del pozo de la pasión de Cristo, pero no perdonan a los demás, acumulando así sus propios pecados.'
Poco después, llegaron a un jardín muy hermoso, y al entrar, le preguntaron al jardinero sobre su belleza. Él les dijo: 'Las raíces de este jardín son cuatro: la primera es la erradicación de los males; la segunda, la plantación y el cultivo de buenas obras; la tercera, el riego con agua dulce; y la cuarta, la vigilancia constante.'
El ángel explicó: 'Aquí ves el paraíso, donde primero se erradican los pecados; luego, se siembran las virtudes, que se riegan con las lágrimas de la devoción, y se contempla la cruz de Cristo.' Los demonios fueron expulsados.
Vi también que está escrito que un pecador se unió a la vida religiosa y, poco tiempo después, murió. Cuando los hermanos rezaban los salmos junto a su lecho, el abad vio a cuatro demonios feroces a los pies de la cama. El primero dijo: 'Bendito sea el hombre,' para evitar su liberación. El segundo dijo: 'No actuó maliciosamente.' El tercero afirmó: 'Las palabras de su boca.' Y el cuarto gritó: 'Meditaba en la aflicción.'
Entonces, cuatro ángeles aparecieron ante los demonios. Al oír esto, los demonios se retiraron avergonzados, diciendo: 'No tenemos poder aquí.' Y el hombre fue liberado de los peligros de su cuerpo."
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