un demonio que estaba con las manos atadas

 


Vió santa Brígida un demonio que estaba con las manos atadas junto a uno que se hallaba en oración, y al cabo de una hora dió el demonio un terrible y fuerte grito con gran rugido, y avergonzado se retiró. Acerca de este dijo a la Santa su ángel custodio: Ese demonio inquietó en cierto tiempo a aquel hombre, y tiene atadas las manos, porque no puede prevalecer sobre él, según desea; pues por haber resistido este hombre varonilmente las acometidas del demonio, es voluntad de Dios, que no pueda hacerle daño, según deseara. Con todo, aún tiene el demonio esperanza de poder prevalecer contra él, pero ahora está muy bien atado, y nunca más engañará a este hombre, a quien la gracia de Dios se le aumentará de día en día, y por eso el demonio da alaridos con razón, porque perdió a quien tanto acometía para vencerlo. 


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