Dios es el que es y nadie lo puede cambiar. La fe en él no se puede ajustar a nuestro querer o a nuestra medida queriendo tener un dios “a mi manera”, sino que se trata de buscar vivir a la manera de Dios. Que él nos ayude a hacer su voluntad en todo y no la nuestra.
_Evangelio según San Juan 10,31-42_*
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: «Les he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi
Padre: ¿por cuál de ellas me apedrean?» Los judíos le contestaron: «No te
apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó: «¿No está escrito en su ley: “Yo les digo: son dioses”?
Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, (y no
puede faltar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿dicen
ustedes que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de
mi Padre, no me crean; pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las
obras, para que comprendan y sepan que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se
marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado
Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún
signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad.» Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor
*_(Comparte, que se difunda la Palabra)_*
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