San Pedro significa la fe de la Iglesia santa

 


San Pedro significa la fe de la Iglesia santa; porque como estuvo firme hasta el final, así la fe de la Iglesia santa permanecerá firme hasta la consumación de los siglos. San Pedro, pues, que es la fe, te dice que abras la boca y recibirás un exquisito manjar, esto es, que abras a tu alma el entendimiento, y hallarás en la santa Iglesia un manjar dulcísimo, que es el mismo cuerpo de nuestro Señor Jesucristo en el Sacramento del altar; y hallarás también la ley nueva y la antigua, las exposiciones de los doctores, la paciencia de los mártires, la humildad de los confesores, la castidad de las vírgenes, y el fundamento de todas las virtudes. Busca, hija, esta fe santa en la Iglesia de san Pedro, y después de encontrarla, consérvala en la memoria y ponla en ejecución.

Por san Pablo se entiende la paciencia, porque fué fervoroso contra los impugnadores de la fe santa, alegre en las tribulaciones, firme en la esperanza, sufrido en las enfermedades, compasivo con los dolientes, humilde en las virtudes, bondadoso con los pecadores, maestro y doctor de todos, y perseverante hasta el final en el amor de Dios. San Pablo, pues, que significa paciencia, te armará, hija mía, con las armas de las virtudes, porque la verdadera paciencia está fundada y robustecida con los ejemplos; y la paciencia de Jesucristo y de sus santos enciende en el corazón el amor de Dios, enardece el alma para emprender cosas grandes, hace al hombre humilde, manso, misericordioso, fervoroso para todo lo del cielo, cuidadoso de sí mismo, y perseverante en lo comenzado.

Por tanto, a todo hombre a quien la obediencia cría en el regazo de la humildad, la fe lo sustenta con el manjar de la dulcedumbre, y la paciencia lo viste con las armas de las virtudes; y yo, la Madre de la misericordia, lo presento a mi Hijo, el cual lo coronará con la corona de su dulzura; pues mi querido Hijo tiene una fortaleza incomprensible, una sabiduría incomparable, un inefable poder y una admirable caridad; y así, nadie lo arrancará de sus manos.

Pero advierte, hija, que aunque hablo contigo sola, entiendo por ti a todos los que siguen la santa fe con obras de amor; y como por un hombre llamado Israel se entendían todos los israelitas, así por ti entiendo todos los verdaderos fieles.


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