cerró la boca a sus adversarios,

 


El cardenal de Bérulle, cuya memoria bendice toda Francia, fue uno de los más celosos en propagar por Francia esta devoción, a pesar de todas las calumnias y persecuciones que le hicieron los críticos y libertinos. Estos lo acusaron de novedad y superstición, y publicaron contra él un folleto difamatorio, sirviéndose o más bien el demonio se sirvió por medio de ellos– de mil argucias para impedirle divulgar por Francia esta devoción. Pero este santo varón respondió a las calumnias con su paciencia, y a las objeciones del libelo con un breve escrito, en que las refutó victoriosamente, demostrando que esta práctica se funda en el ejemplo de Jesucristo, las obligaciones que tenemos para con Él y las promesas del Santo Bautismo.

 Particularmente con esta última razón cerró la boca a sus adversarios, haciéndoles ver que esta consagración a la Santísima Virgen, y por medio de Ella a Jesucristo, no es otra cosa que una perfecta renovación de los votos y promesas del Bautismo. Añade muchas y muy hermosas cosas sobre esta devoción, que pueden leerse en sus obras.

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