El agua bendita es muy utilizada en todos los ritos litúrgicos. Su importancia está inmediatamente relacionada con la aspersión bautismal. En la plegaria de bendición se pide al Señor que la aspersión con el agua nos dé estos tres beneficios: el perdón de nuestros pecados, la defensa contra las insidias del maligno y el don de la protección divina.
La plegaria del exorcismo sobre el agua añade muchos otros efectos: ahuyenta todos los poderes del demonio con objeto de extirparlo y expulsarlo. Incluso en el habla popular, cuando se quiere indicar dos cosas que no están en absoluto de acuerdo entre sí, se dice que son como el diablo y el agua bendita. Luego la plegaria continúa subrayando otros efectos, además de expulsar a los demonios: curar las enfermedades, aumentar la gracia divina, proteger las casas y todos los lugares donde moran los fíeles contra toda influencia inmunda causada por el pestilente Satanás. Y añade: que las insidias del enemigo infernal sean vencidas y quedar protegidos de cualquier presencia nociva para la seguridad o la tranquilidad de los habitantes, a fin de que gocen de serenidad y salud.
También el aceite exorcizado, si se usa con fe, es bueno para poner en fuga la potencia de los demonios, sus acometidas y los fantasmas que suscitan. Además, es bueno para la salud del alma y del cuerpo; recordamos aquí el antiguo uso de ungir con aceite las heridas y la facultad dada por Jesús a los apóstoles de curar a los enfermos con la imposición de las manos y ungiéndolos con aceite. El aceite exorcizado posee, además, una propiedad que es específica: separar del cuerpo las adversidades. Muy a menudo he tenido ocasión de bendecir a personas que han sufrido hechizos comiendo o bebiendo algo maléfico. Es fácil advertir por el característico dolor de estómago que ya hemos descrito, o por el hecho de que estas personas eructan de un modo particular o estallan en una especie de sollozo o estertor, sobre todo en relación con acciones religiosas: cuando acuden a la iglesia, cuando rezan y sobre todo mientras son exorcizadas. En estos casos el organismo, para liberarse, debe expeler lo que contiene de maléfico. El aceite exorcizado ayuda mucho a desprender y liberar el cuerpo de estas impurezas. También el beber agua bendita ayuda a este objetivo.
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