cierto paralelismo entre la podríamos decir que existe un
zoología y la demonología. Pues
aunque cada ser angélico
es completamente distinto de
otro, ya que agota su forma. Sin embargo, es posible
englobarlos en grandes grupos. Es decir, imaginemos que de cada especie de
mamífero existiera un único ejemplar: un solo ciervo, un solo gamo, un solo
caballo, etc. Cada uno sería distinto, pero dentro del mundo zoológico
podríamos agrupar esos seres únicos en una especie, la de los mamíferos, no
porque esos vivientes sean iguales entre sí, sino porque son más similares
entre sí que frente los pertenecientes a la especie de los insectos, de los
peces, etc. Esos mamíferos serían distintos entre sí, pero se los agruparía
porque entre ellos es mayor su semejanza que entre el resto de seres vivos.
Pues lo mismo sucede con las naturalezas angélicas. Cada una es distinta pero
pueden ser agrupadas en grandes grupos, en este caso nueve según dice la
Biblia: serafines
querubines tronos dominaciones virtudes
potestades
principados arcángeles ángeles
Si las diferencias entre los animales son a veces tan grandes, en el
mundo angélico son mayores pues la forma está liberada de las leyes de la
biología y la materia. Y por tanto, si grande es la diferencia entre una
libélula y un águila mucho mayores son las diferencias entre las naturalezas
angélicas. Si grande es la diferencia entre una mariquita y una ballena azul,
indecíblemente mayor es la diferencia entre un ángel de la novena jerarquía y
los de la primera.
Astronomía y demonología
la astronomía y la demonología. xiste un cierto paralelismo entre
Un sistema
solar es como una especie de parábola de lo que es Dios, los ángeles y los
demonios. Dios sería el Astro Rey. Alrededor del cual giran todos los astros
del sistema solar, pues El es el centro. El ilumina a todos.
El resto de planetas, asteroides y satélites serían los santos y
ángeles. El sistema de rotación de los satélites alrededor de los planetas
sería imagen de la iluminación de unos seres angélicos a otros. Aunque los
satélites giren alrededor de un planeta, también rotan alrededor del Sol. Dios
es el centro por más intermediaciones que haya.
Sin embargo, los demonios serían como esos
cuerpos que se han alejado de la atracción del Sol. El Sol les atrae, no deja
de atraer nunca, no deja de iluminar, de dar calor. Sin embargo, esos cuerpos
se han alejado tanto (libremente) que viven en las tinieblas exteriores, en el
frio del vacío y la oscuridad. Dios les sigue atrayendo cada instante, cada
segundo. Pero ellos ya están irremisiblemente fuera del alcance de su atracción
y su luz. El Sol no les priva de su luz, son ellos los que han preferido
dirigirse en dirección opuesta.
Muchos hombres se preguntan dónde está la raya
divisoria entre la condenación eterna y la salvación. Esta parábola astronómica
ofrece luz sobre el tema, pues esa raya es como el límite de la fuerza
gravitatoria. Uno puede estar muy lejos, pero si está unido por la gravitación
al Sol, está unido a El.
Mientras
que si uno vaga ya completamente por libre, ajeno completamente a esa
gravitación eso es la condenación eterna.
Si vemos esta parábola astronómica desde la superficie de la Tierra, hay que hacer ciertos cambios (hay que añadir las estrellas) pero también podemos añadir ciertos matices (se puede incluir a la Luna). Dios sería el Sol, la Virgen la Luna y los ángeles las estrellas. La diferencia entre la luz del Sol y la de las estrellas sería imagen entre la diferencia entre el ser de Dios y el de los espíritus angélicos. Los ángeles serían un pálido y débil puntito de luz frente a la luz cegadora e irresistible de Dios. La diferencia entre la luz de las estrellas y la de la Luna sería la diferencia entre los ángeles y ella. Desde luego en muchos pasajes de la Sagrada Escritura queda claro que las estrellas, luminosas y muy por encima de la tierra, son imagen de los espíritus angélicos.
Aquí la palabra forma está usada en su sentido
filosófico que es distinto del sentido usual en que la gente usa esta palabra.
Cuando se dice que cada ángel agota su forma se quiere decir lo siguiente:
Entre los hombres, por ejemplo, la forma es la misma (la forma humana) pero lo
que individua a cada ser humano es la materia. Una misma forma, pero con
distinta materia. Como los ángeles no tienen materia, cada ángel tiene que
tener una forma distinta para distinguirse de otro. Esto vale para todos los seres que existen
sin materia. Por eso Dios tiene que ser uno y nunca podría haber dos. La forma
divina del Ser infinito no tiene materia que la individue, por eso si hubiera
dos formas divinas ¿qué las distinguiría? Serían un sólo ser, no puede ser de
otra manera.
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