como un cuerpo sin alma



 En efecto, el Rosario sin la meditación de los sagrados misterios de nuestra salvación sería como un cuerpo sin alma, una excelente materia sin su forma -que es la meditación, la cual distingue al Rosario de las demás devociones

La primera parte del Rosario contiene cinco misterios:

1. El de la Anunciación del Arcángel Gabriel a la Santísima Virgen;

2. El de la Visitación de la Santísima Virgen a Santa Isabel;

3. El del Nacimiento de Jesucristo;

4. El de la Presentación de Jesús en el templo y Purificación de la Santísima Virgen;

5. El del Hallazgo de Jesús en el templo entre los doctores.

Y se llaman misterios gozosos a causa de la alegría que proporcionaron a todo el universo.

En efecto: La Santísima Virgen y los ángeles quedaron inundados de gozo en el dichoso momento de la Encarnación.

Santa Isabel y San Juan Bautista se colmaron de alegría con la visita de Jesús y de María.

El cielo y la tierra se alegraron con el nacimiento del Salvador.

Simeón quedó consolado y lleno de alegría al recibir a Jesús en sus brazos.

Los doctores estaban embelesados al oír las respuestas de Jesús.

Y, ¿quién podrá expresar el gozo de María y José al encontrar a Jesús después de tres días de ausencia?

La segunda parte del Rosario se compone también de cinco misterios, llamados misterios dolorosos, porque nos presenta a Jesucristo abrumado por la tristeza, cubierto de llagas, cargado de oprobios, dolores y tormentos.


1. El de la oración de Jesús y su Agonía en el Huerto de los Olivos;

2. El de su Flagelación;

3. El de su Coronación de espinas;

4. El de la Cruz a cuestas;

5. El de la Crucifixión y Muerte en el Calvario.

La tercera parte del Rosario contiene otros cinco misterios, llamados gloriosos, porque en ellos contemplamos a Jesús y María en el triunfo y en la gloria.

1. El de la Resurrección de Jesucristo;

2. El de su Ascensión;

3. El de la Venida del Espíritu Santo sobre los

Apóstoles;

4. El de la gloriosa Asunción de la Virgen María;

5. El de su Coronación.

Estas son las quince flores olorosas del rosal místico, en las cuales se posan, como abejas diligentes, las almas piadosas para recoger el néctar maravilloso y producir la miel de una sólida devoción.

San Luis María Grignion de Montfort "El Secreto Admirable del Santísimo Rosario, vigésimoprimera rosa"

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