Este es mi Hijo muy amado

 

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Oh, piadosísimo Salvador! Haced que os sea fiel, y que con mi ejemplo estimule a los demás a que os hagan compañía en el Santísimo Sacramento. Oigo también al Eterno Padre, que dice: Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias. Pues si el mismo Dios en Vos halla todas sus complacencias, ¿no las he de hallar yo, vil gusanillo de la tierra, en permanecer con Vos en este valle de lágrimas?

¡Oh, fuego consumidor!, destruid en mí todo apego a las cosas creadas, porque sólo ellas pueden hacerme infiel y alejarme de Vos.

Si Vos queréis, podéis destruirlo: y ya que tanto habéis hecho por mí, haced esto también; desterrad de mi corazón todo afecto que a Vos no vaya encaminado. Mirad que a Vos enteramente me entrego, dedicando hoy toda la vida que me queda al amor del Santísimo Sacramento.

Vos, Jesús mío Sacramentado, seréis mi consuelo y mi amor, en la vida y en la hora de mi muerte, cuando vengáis a servirme de Viático y conducirme a vuestro bienaventurado reino. Amén, amén. Así lo espero, así sea.

Jaculatoria. ¿Cuándo, Jesús mío, veré tu hermosísimo rostro?


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