en reparación de mis pecados personales,

 


Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de tu Divino hijo Jesucristo, junto con todas las Misas dichas a través del mundo en este día, por todas las almas del purgatorio

Te ofrezco todos los sufrimientos, sacrificios, obras de misericordia que haga, tristezas, humillaciones que reciba, trabajos, esfuerzos, buenas obras, mis actividades de este día en reparación de mis pecados personales, los pecados de las ánimas del purgatorio y los pecados de mis familiares, antepasados y conocidos que están en el purgatorio. Amén

*¡JESUS, MARIA, OS AMO, SALVAD ALMAS !

Dales Señor el descanso eterno y luzca para ellas la luz perpetua. Que por la misericordia de Dios las ánimas del purgatorio descansen en paz. Así sea.

- Diría que es una invención genial por parte de Dios. Y aquí quisiera proponerles una imagen toda mía. Supongan que un día se abre una puerta y aparece un ser extraordinariamente bello, de una belleza tal, nunca vista sobre la tierra. Aquí quedan fascinados, trastornados por este SER de luz y de belleza, tanto más que él demuestra estar locamente enamorado de ustedes (lo que nunca se hubiesen imaginado); se dan cuenta que también él tiene un gran deseo de atraerlos a sí, de abrazarlos; y el fuego del amor que quema ya en sus corazones los empuja seguramente a precipitarse entre sus brazos. Pero ustedes, se dan cuenta, en ese preciso instante, de que hace meses que no se lavan, que huelen mal, que se sienten horriblemente feos; tienen la nariz que chorrea, los cabellos grasosos y pegoteados, horribles manchas de suciedad sobre la ropa, etc., etc. Entonces se dicen a sí mismos: "¡No, no es posible que yo me presente en este estado!. Es preciso que antes me lave, me duche, y luego, rápidamente, regrese a verlo…". Pero he aquí que el amor nacido en sus corazones es tan intenso, tan fuerte, tan abrasador, que este atraso debido a la ducha es absolutamente insoportable. Y el dolor mismo de la ausencia, aunque dure sólo pocos minutos, causa un ardor atroz en el corazón. Y, ciertamente, este ardor es proporcional a la intensidad de la revelación del amor: es una llama de amor...

Pues bien, el Purgatorio es exactamente esto. Es un atraso impuesto por nuestra impureza, un atraso antes del abrazo de Dios, una Llama de amor que hace sufrir terriblemente; una espera, o si quieren, una nostalgia, del Amor.

Comentarios