Te Ruégo, Señor mío Jesucristo, que a mi alma consuma la encendida y suave fuerza de tu amor, para que yo muera de amor de tu amor, ya que por el amor de mi amor te dignaste morir (San Francisco).
Oh, amor no amado, amor no conocido! (Santa María Magdalena de Pazzi).
Jesús amable, dulce amor mío!
¡Hiere e inflama mi pecho frío, que arda y se abrase siempre por Ti!
Viva el amor de Jesús, nuestra vida y nuestro todo! ¡Viva María, nuestra esperanza! Amén.
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