La parasicología es una nueva rama de la
psicología o del ocultismo, dependiendo de a quién se consulte. Se trata de una
disciplina que tiene por objetivo poner a muchos de los fenómenos
sobrenaturales asociados con el ocultismo en una base científica sólida. Lo que
se intenta es crear respetabilidad a lo que se ha considerado como necedad.
En años recientes, una de las populares esferas de actividad de la
parapsicología ha sido la ESP (siglas en inglés para la «percepción
extrasensorial»). La brujería tradicional, que accede a lo sobrenatural,
también ha dado lugar en algunos grupos a esta nueva explicación científica o
paranormal de la actividad ocultista.
La mayoría de los nuevos grupos de
brujería, sin embargo, evitan lo sobrenatural y prefieren, en su lugar, hablar
de sucesos superiores a los normales o paranormales. Las leyes de la magia se
consideran eficaces y del campo de acción fundamental de la comprensión
científica, pero su énfasis se coloca en el conocimiento pragmático de tales leyes
mágicas y no en su validez o comprensión científica. En este sentido, parecería
que ha habido una clase de secularización de la magia para adaptarla a la
moderna cosmovisión científica y naturalista. Por lo tanto, lo que una vez se
describiera en la literatura ocultista como fuerzas psíquicas sobrenaturales,
ahora son ejemplos de percepción extrasensorial de una especie evaluable, en
esencia, y comprensible de manera potencial en el laboratorio del psicólogo
(Marcello Truzzi, «Toward a Sociology of the Occult: Notes on Modern
Witchcraft», en Religious Movements in
Contemporary America, Irving I. Zaretsky y Mark P. Leone, editores,
Princeton University Press, Princeton, 1974, pp. 635-636).
En Parapsychology
and the Nature of Life, John L. Randall
comenta:
A finales de la década de 1960, la
parapsicología ganó una victoria sustancial en su batalla de noventa años por
la respetabilidad científica. El 30 de diciembre de 1969, la Asociación
Parapsicológica se aceptó de manera oficial como miembro afiliado del más
distinguido cuerpo de sabios, la Asociación Estadounidense para el Avance de la
Ciencia
(A.A.A.S., por sus siglas en inglés) […]Por primera vez en su accidentada historia, se reconocía a la parapsicología como una legítima actividad científica; y de ahora en adelante los parapsicólogos podrían presentar sus ponencias ante el foro de la opinión científica, sin tener la sensación de que no serían objetos de burlas ni de que los rechazaran sin más solo por causa de su materia.
La demanda de
investigación científica es una búsqueda válida y debe, y tiene, que hacerse.
Sin embargo, al considerar la parapsicología como ciencia, uno debe estar
dispuesto a aceptar la más precisa explicación de los datos, ya se trate de
fraude, de ocultismo o de una experiencia paranormal válida.
En la mayoría de los casos, un fruto del estudio de la parapsicología es una creciente falta de motivación para el estudio de la Biblia.
Es más, esto a
menudo conduce en la dirección de lo paranormal o sobrenatural apartados por
completo de una base bíblica. En el interesante prólogo de su libro Religión and the New Psychology, Alson
J. Smith cuenta la historia de una joven con la que sostuvo una larga
conversación al hacer una investigación sobre la parapsicología en la
Universidad Duke: Era una joven tranquila e inteligente del centro de los
Estados Unidos. Vino a Duke tratando de hacer algún tipo de trabajo religioso;
había sido una «predicadora local» de la iglesia metodista de su pueblo y había
ocupado el pulpito en numerosas ocasiones. En Duke, sin embargo, había
estudiado las diferentes ciencias y había perdido la mayor parte de su antigua
fe religiosa. Renunció a la idea de dedicarse a una labor religiosa y cayó en
una especie de lúgubre agnosticismo.
A
pesar de todo, en el transcurso de sus estudios en psicología descubrió la
parapsicología, la «aventura más allá de la psicología», con lo que este libro
tiene mucho que ver. Era una ciencia en la que aprendió a poner su confianza,
aun cuando le hablaba del mismo mundo espiritual, de las mismas fuerzas
espirituales, de los cuales le había hablado sin cuestionar su antigua fe
religiosa; con diferentes terminologías y métodos, llegaba al mismo lugar.
Llenó el vacío emocional que había dejado la pérdida de su fe religiosa; su
nueva fe (aunque no creo que ella la llamaría así) la satisfizo de manera
intelectual y emocional. Su trabajo de laboratorio en parapsicología se
convirtió para ella en una especie de vocación religiosa .
Es muy interesante la explicación que ofrece Smith en cuanto al cambio
producido en esa mujer.
Le atribuye la desaparición de su fe
cristiana y el surgimiento de su «fe en la parasicología» al método científico:
Su historia, me parece, es una alegoría
sobre lo que les está pasando a millones de cristianos nominales de hoy en día.
Su aceptación del método científico ha estremecido su fe religiosa (a la cual,
desde luego, la han sacudido también muchas otras cosas grandes), y no están
muy felices por esto. No obstante, tienen que aceptar que los logros del método
científico son muchísimos y demasiado grandes como para pasarlos por alto. El
significado de la parapsicología para estos millones de personas es que esta se
vale ahora del método científico y conduce a los hombres hacia el mundo
espiritual, en lugar de alejarlos de él.
Por lo general, los científicos aceptan que fenómenos similares ocurren
tanto en el ocultismo como en la parapsicología. Sin embargo, muchos
científicos no están de acuerdo con la explicación bíblica de tales fenómenos,
en el sencido de que casi siempre son demoníacos. A menudo, la nueva ciencia de
la parapsicología pondrá en tela de juicio cualquier interpretación bíblica de
los datos.
Por ejemplo, en el libro Life,
Death and Psychical
Research: sus autores desacreditan la amonestación
bíblica contra los hechiceros y médiums dada en el libro de Deuteronomio.
Consideran que este pasaje no prohíbe el ejercicio de los dones psíquicos
(demoníacos), sino que la condena de este ejercicio ha sido la interpretación
histórica y bíblica dada por la iglesia, hasta las tentativas modernas de darle
a lo paranormal algún tipo (o cualquier tipo) de credibilidad bíblica.
Consideremos lo siguiente:
Durante mucho tiempo, los prejuiciados,
los ignorantes y los temerosos han utilizado la «prohibición deuteronómica»
(Deuteronomio 18:9-12) como una razón para oponerse a la genuina investigación
psíquica por parte de los cristianos. En el pasado, se denunciaron personas
inocentes como hechiceras y brujas, o de estar poseídas por espíritus malignos.
A otros, que ejercieron poderes considerados dignos de condenación por la
sagrada prohibición, los torturaron hasta la muerte.
Tal actitud persiste todavía. Los que procuran ejercer sus dones
psíquicos, a menudo los amenazan con el peligro de la condenación divina.
A los cristianos que fomentan la
investigación paranormal se les recuerda que van en contra de las enseñanzas de
la Biblia y se les prohíbe «aficionarse» a tales asuntos (Canon J.D. Pearce,
Higgens y el Rvdo. Stanley Whitby, editores, Life, Death and Psychical
Research: Studies on Behalf of the Churches’ Fellowship for Psychical and
Spiritual Studies, Rider and Company, Londres, 1973, p. 10).
Si bien es cierto que se denunciaron personas inocentes en el pasado (a
saber, los juicios de las brujas de Salem), es una Falacia lógica suponer, por
lo tanto, que sea errónea la interpretación histórica de las Escrituras que le
dan los cristianos a este pasaje, cuando en realidad la historia y la adecuada
interpretación bíblica apoya su posición.
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