María atiende a todos sin excepción

  


San Andrés Cretense llama a María la fianza y seguridad de nuestra reconciliación con Dios: “Dándonos el Señor esta prenda, nos ha otorgado la garantía de los perdones divinos”. Con lo cual quiere significar el santo, que Dios va buscando la manera de reconciliarse con los pecadores perdonándolos, y para que no desconfíen del perdón, les ha dado como prenda a María. Por eso la saluda: “Salve, reconciliadora de Dios con los hombres”. Dios te salve, apaciguadora entre Dios y los hombres. De aquí toma ocasión san Buenaventura y anima a todos los pecadores diciéndoles: “Si temes por tus culpas, que Dios, indignado, quiera vengarse de ti. ¿Qué debes hacer? Vete y recurre a María que es la esperanza de los pecadores; y si después temes que ella rehúse ponerse de tu parte, has de saber que ella no puede dejar de defenderte, porque Dios mismo le ha asignado el oficio de defender a los pecadores”.

¿Cómo podrá perecer –exclama el abad Adán– el pecador al que la misma madre del juez se ofrece como madre e intercesora? ¿Y tú, que eres la madre de la misericordia, te desdeñarás de pedir a tu Hijo, que es el juez, por otro hijo tuyo, que es el pecador? ¿Te negarás tal vez, a interceder ante el Redentor por un alma redimida por él, que por salvar a los pecadores ha muerto en la cruz? Ciertamente que no te negarás a ello; antes por el contrario te empeñarás con todo tu amor en rogar por los que a ti recurren, sabiendo, como sabes muy bien, que el mismo Señor que ha constituido a tu Hijo mediador de paz entre Dios y los hombres, al mismo tiempo te ha puesto a ti como apaciguadora entre el juez y el reo.

Inspirado en el mismo pensamiento, dice san Bernardo: “Dale gracias al que te suministró tan gran intercesora”. Seas quien seas, pecador, encenagado en el lodazal de tus culpas y aunque hayas envejecido en el vicio, no desconfíes; da gracias a tu Señor que para tener misericordia contigo, no sólo te ha dado al Hijo por tu abogado, sino que además, para darte ánimo y confianza, ha querido darte una mediadora de tal calidad, que obtiene cuanto quiere con sus plegarias. Ánimo, recurre a María y te salvarás.


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