Oíd en qué términos escribía a uno de sus amigos (Epist. 22ª ad Eustoquium) : «Mi caro amigo, voy a comunicarte cuál es mi aflicción y el estado a que el demonio quiere reducirme. ¡Cuántas veces, en esta vasta soledad que los ardores del sol hacen insoportable, cuántas veces, han venido a asaltarme los placeres de Roma! el dolor y la amargura de que está llena mi alma, hácenme derramar, noche y día, torrentes de lágrimas. Voy a ocultarme en los lugares más reservados para combatir mis tentaciones y llorar mis pecados. Mi cuerpo está totalmente desfigurado y cubierto de un áspero cilicio. No tengo otra cama que la tierra desnuda, ni otros alimentos que raíces crudas y agua, hasta cuando estoy enfermo. A pesar de tales rigores, mi cuerpo acaricia aún el Pensamiento de los placeres infames de que Roma está infectada; mi espíritu se halla todavía en medio de aquellas bellas compañías donde tanto ofendí a Dios. Y, sin embargo, en este desierto al cual yo me he condenado para evitar el infierno, entre estas rutas sombrías donde sólo me acompañan escorpiones y bestias feroces, a pesar de todos los horrores de que estoy rodeado y atemorizado, mi espíritu abrasa el impuro fuego a mi cuerpo, muerto ya antes que yo; aun el demonio se atreve a ofrecerle placeres para deleitarse. Viéndome tan humillado por tentaciones cuyo solo pensamiento me hace morir de horror, no acertando a hallar otros rigores que ejercer contra mi cuerpo a fin de mantenerlo sumiso a Dios, me arrojo en tierra a los pies del crucifijo, regándolo con mis lágrimas, y cuando ellas me faltan, tomo un guijarro y con él golpeo mi pecho hasta que la sangre sale por la boca, clamando misericordia hasta que el Señor tenga piedad de mí. ¿Quién podrá comprender cuán miserable sea mi estado, deseando yo tan ardientemente agradar a Dios y servirle a Él sólo? ¡Qué dolor para mi el verme continuamente inclinado a ofenderle! ¡Ayúdame, amigo querido, con el auxilio de tus oraciones, a fin de que sea yo más fuerte para rechazar al demonio, que ha jurado mi eterna perdición!»
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