En este despertar del amanecer de tu Triunfo, Yo, tu hijo, unido en la respuesta a tu llamado maternal, hago mi promesa de consagración a tu Inmaculado Corazón, participando así en tu Triunfo.
Te ruego, querida Madre, que me lleves en tus manos maternales para ser presentado a Dios Padre en el Cielo y ser así escogido y colocado al servicio de tu Hijo en forma especial, al aceptar los sacrificios del Triunfo de tu Inmaculado Corazón. En este solemne acto yo me consagro a tu Inmaculado Corazón. Yo, como tu hijo, te ofrezco mi SI al unísono con el tuyo propio; te ruego que sea fortificado y permanezca fuerte hasta el final de esta batalla por la culminación de las promesas que hiciste en Fátima: la conversión de Rusia, la tierra de tu más grande victoria, y por medio de la cual vendrá la conversión del mundo entero y el reinado de la paz global.
Reina de los Apóstoles, Corredentora, guíame en medio de la oscuridad de este tiempo, en el que los rayos de tu amanecer vienen a dar luz a mi horizonte. Con el refugio de tu Inmaculado Corazón como mi faro, mándame a los campos de batalla con tu espada de la verdad y con la coraza de la virtud, para ser su reflejo. Con este acto de consagración quiero vivir contigo, por medio de Ti, todos los compromisos asumidos en mi consagración bautismal.
Me comprometo a realizar en mí la conversión interior requerida por el evangelio, que me libre de todo apego a mí mismo, de los fáciles compromisos con el mundo, para estar como Tú, sólo disponible para hacer siempre la voluntad del Padre. Quiero confiarte, Madre dulcísima y misericordiosa, mi existencia y vocación cristiana, para que Tú dispongas de ella para tus designios de salvación en esta hora decisiva que pesa sobre el mundo.
Me comprometo a vivirla según tus deseos, con un renovado espíritu de oración y de penitencia; con la participación fervorosa en la celebración de la Eucaristía y en el apostolado, me comprometo a rezar el Rosario diariamente; me comprometo a un austero modo de vida conforme al Evangelio y me comprometo a ser un buen ejemplo para los demás en la observancia de la ley de Dios, en el ejercicio de las virtudes cristianas y en especial de la caridad, la humildad y la pureza de la infinita misericordia y amor de Dios Padre.
Te prometo, Madre mía, la fidelidad a nuestro Santo Padre el Papa como el divino representante de Cristo entre nosotros. Que esta Consagración le dé a Él la unidad de nuestros corazones, mentes y almas: llevar a una realidad el Triunfo de Tu Inmaculado Corazón, para que pueda descender sobre la tierra bajo su pontificado. Como un apóstol de tu Triunfo, te prometo, Madre, ser testigo de la divina presencia de tu Hijo en la Sagrada Eucaristía, la fuerza unificante de tu poderoso ejército. Que encuentre convicción, confianza en el único centro de unidad que es el Santísimo Sacramento. «Que sea creada por Él en mí un alma de perfección». Ruego que Su reflejo brille sobre todo el mundo y sobre todos los hombres. Oh Santísima Virgen de Pureza, Mediadora de todas las gracias celestiales, habita en mi corazón, trae contigo a tu Esposo, el Espíritu Santo; así mi consagración será fructífera por medio de los regalos, gracias y dones infundidos por Su llegada. Con el poder de Su presencia permaneceré firme en confianza, fuerte y persistente en la oración y entregado en total abandono a Dios Padre. Que el Espíritu Santo se manifieste sobre el mundo como un murmullo de oraciones a través de la unión de corazones. Yo, (N.N), tu hijo(a), en presencia de todos los ángeles de tu Triunfo, de todos los Santos del Cielo y en unión con la Santa Madre Iglesia, renuevo en las manos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, los votos de mi Bautismo. Te ofrezco, querida Madre, todo mi pasado, mi presente y mi futuro, las alegrías y las tristezas, las oraciones y los sacrificios, todo lo que soy y todo lo que tengo y todo lo que el Padre moldeará en mí. Te doy, Madre, mi amor y compromiso para que siempre estemos unidos en el SI de la eternidad y en las profundidades de tu Triunfante Inmaculado Corazón. Colócame en tu Corazón Inmaculado y cúbreme con tu manto. Amén
Al final Mi Corazón Inmaculado Triunfará
Ángel mío: mi triunfo es como la aurora que rompe la oscuridad de la noche: es como los rayos de sol cuando aparecen sobre el horizonte; uno por uno va disipando la oscuridad para traer la luz del día. Mi Triunfo, querido ángel, vendrá de la misma manera, a medida que cada corazón se abre por la consagración, la luz penetrará en la oscuridad. Así como cada rayo de la brillo al horizonte en el amanecer, cada corazón que es poseído por Mi traerá la magnificencia de la «luz de mi Hijo» sobre la tierra. Dentro de muy poco la luz de mi corazón no podrá ser ya nunca más escondida por las tramas de la maldad; se levantará en el este para dar luz al oeste. Como al comienzo de la aurora, mi triunfo será visto como la luz de la mañana en el este, emergerá a cada momento como la cresta de una ola sobre el oscuro horizonte y alcanzará su mayor gloria y brillantes en el corazón de mis hijos. Entones mi Triunfo llenará los cielos y alumbrará toda la tierra y no habrá nadie capaz de dudar de su victoria y la oscuridad no podrá dominarla…. En la alianza del Espíritu viene la esencia de mi Triunfo para traer la revelación del Sagrado Corazón de mi hijo. La tierra entonces se cubrirá con el Espíritu de su Misericordia y la justicia final… La luz del este se convertirá en un fuego y el centro de sus llamas será las Misericordia de mi Jesús; vendrá ardiendo y devorando todos los corazones abiertos para su purificación, El Vendrá para consumir y poseer. Los que estén a mayor altura serán los primeros en ser removidos y los más orgullosos serán llevados más abajo y ninguno de los injustos por naturaleza sobrevivirá a los golpes del Todopoderoso…. Yo convocaré a mis campeones para hacer temblar los cielos sobre la tierra y separaré los corazones fuertes consagrados de esos llenos de debilidades del mundo. En la noche más oscura el alma suspirará por Dios y su Espíritu lo buscará a El porque cuando su justicia aparezca en la tierra El mundo aprenderá lo que es la justicia de salvación. Cuando su Espíritu de misericordia sea derramado desde el Cielo y los desiertos se conviertan en huertas y la sequedad se convierta en humedad los fuegos de pureza reinarán y el efecto será rectitud y la verdad traerá silencio, la paz y la seguridad para siempre. Febrero 27 de 1.993.
PROMESAS
«Vengo a ofrecerles mi más grande regalo, mi AMOR en el intercambio más especial «mi Corazón por el vuestro». En este intercambio tú participarás en el Triunfo de Nuestra Señora y serás llevado en sus brazos maternales a Dios Padre en el Cielo. El Espíritu Santo se adhiere a tu corazón en el momento de la consagración. A las almas que están consagradas al Inmaculado Corazón de María. Nuestra Señora nos promete paz en nuestros corazones, paz en nuestra familia, paz en nuestros países y la victoria de la paz en la tierra. Jesús declara el Reinado de su Sagrado Corazón y restaurará su Reino. «Ella promete reconciliación, unión y paz», esto es lo que ustedes encontrarán esperándolos en su Corazón Inmaculado». Traerá todos los corazones a la unión y los guiara hacia el abrazo de Jesús. Cada uno de nosotros se convertirá en un signo de unidad para todo el mundo. Ella promete un corazón abierto para recibir y reflejar la gloria de Dios, y la santificación de nuestras almas por medio de la práctica de la virtud. Reflejar mi Corazón es estar lleno de gracia, practicar la virtud y permanecer en el estado de pureza. «Ella se convierte en nuestro portal al Sagrado Corazón de Jesús mientras nosotros conseguimos esta sagrada voluntad y cumplir cada deseo de su Sagrado Corazón». Nosotros recibiremos el halo de pureza adornado con virtud. «Yo plantare dentro de ti la semilla de la santidad de la cual crecerá la gracia y la virtud». Tú experimentarás un nuevo poder en la oración que va más allá de lo reconocible y una mayor relación con Jesús a través de esta oración. Todos los misterios del Cielo les serán enseñados a tu alma y serás guiado al total mensaje del Evangelio y ganarás la corona del paraíso. Dios te premiará con su propio amor y misericordia. «Amor es el único regalo de Dios Padre; lo demás viene del amar». «Tu difundirás la luz del Divino Esplendor» al permitir que el Espíritu Santo se mueva dentro de ti y a través de ti. Ella promete guiarte a la glorificación de la Santísima Trinidad; entonces tú serás colocado a su servicio de una manera especial. «Yo vengo a ayudarte a transformar tu alma y corazón en un verdadero significado de conversión».
Como nuestra abogada, Ella nos da su gracia de petición e intercesión. «Yo te lo daré todo, esta es mi promesa solemne». Como Mediadora de todas las gracias, recibimos una interminable riqueza de gracia y una gracia especialmente creada para unir nuestros corazones a través de Ella al Sagrado Corazón de Jesús. Ella promete regalar «¡Todas las gracias que Dios me ha otorgado a Mí!». «Yo prometo nunca apartarme de tu lado», ofreciendo protección y guía a través de la oscuridad de los duros tiempos de la gran tribulación, al mantenerte protegido entre los pliegues de su manto y a salvo de la trampas de Satanás. «Tú te has librado del mundo y has sido capturado por mí». «Tú serás mi precioso hijo». Cada alma consagrada «es dotada con todos los méritos de mi gracia celestial». «A través de mi Corazón lo encontrarás a Él en la forma más profunda».
#YoAmoALaVirgenMaría
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