Santa Faustina en su diario :Vi el gozo del Verbo Encarnado y fui sumergida en la Divina Trinidad. Cuando he vuelto en mi, la nostalgia inundó mi alma, el anhelo de unirme a Dios. Me ha envuelto el amor tan grande hacia el Padre celestial que todo este día lo considero como un continuo éxtasis del amor. Todo el universo me ha parecido como una pequeña gotita frente a Dios. No hay felicidad más grande que ésta, que Dios me da a conocer interiormente, que le es agradable cada latido de mi corazón, y cuando me muestra que me ama de modo particular. Esta convicción interior con la que Dios afirma su amor hacia mi y lo mucho que le es agradable mi alma, infunde en mi alma un abismo de serenidad. Durante todo el día no me fue posible ningún alimento. Me sentía satisfecha hasta la saciedad con amor.
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