EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO




Los quince misterios de Rosario. 60 Misterio significa realidad sagrada y difícil de comprender . Las obras de Jesucristo son todas sagradas y divinas, porque El es Dios y hombre al mismo tiempo. Las de la Virgen María son santísimas, por ser Ella la más perfecta de las criaturas. Con razón se da el nombre de misterios a las obras de Jesucristo y de su Santísima Madre. Están, en efecto, colmadas de maravillas, perfecciones e instrucciones profundas y sublimes, que el Espíritu Santo revela a los humildes y sencillos que los honran. Las obras de Jesús y de María pueden también llamarse flores admirables. Flores cuyo perfume y hermosura sólo conocen quienes se acercan a ellas, aspiran su fragancia y abren su corola, mediante una atenta y seria meditación. 

 Santo Domingo distribuyó las vidas de Jesucristo y de la Santísima Virgen en quince misterios, que nos representan sus virtudes y principales acciones. Son quince cuadros, cuyas escenas deben servirnos de normas y ejemplo para orientar nuestra vida. 
Quince antorchas que guían nuestros pasos en este mundo. Quince espejos luminosos que nos permiten conocer a Jesús y María, conocernos a nosotros mismos y encender el fuego de su amor en nuestros corazones. Quince hogueras en cuyas llamas podemos incendiarnos totalmente. La Santísima Virgen enseñó a Santo Domingo este excelente método de orar. Y le ordenó predicarlo para despertar la piedad de los cristianos y hacer revivir el amor de Jesucristo en sus corazones.
 Lo enseñó también al Beato Alano de la Rupe. «El rezo de ciento cincuenta Avemarías -le dijo- es una oración muy útil, es un obsequio que agrada mucho. Y lo es aún más y harán mucho mejor quienes las reciten meditando la vida, pasión y gloria de Jesucristo. Porque esta meditación es el alma de tales oraciones». En efecto, el Rosario sin la meditación de los sagrados misterios de nuestra salvación sería como un cuerpo sin alma, una excelente materia sin su forma -que es la meditación, la cual distingue al Rosario de las demás devociones. 62 La primera parte del Rosario contiene cinco misterios:
 1. El de la Anunciación del Arcángel Gabriel a La Santísima Virgen;
 2. El de la Visitación de la Santísima Virgen a Santa Isabel; 
3. El del Nacimiento de Jesucristo;
 4. El de la Presentación de Jesús en el templo y Purificación de la Santísima Virgen; 
5. El del Hallazgo de Jesús en el templo entre los doctores. Y se llaman misterios gozosos a causa de la alegría que proporcionaron a todo el universo. 
En efecto: La Santísima Virgen y los ángeles quedaron inundados de gozo en el dichoso momento de la Encarnación. Santa Isabel y San Juan Bautista se colmaron de alegría con la visita de Jesús y de María. El cielo y la tierra se alegraron con el nacimiento del Salvador. Simeón quedó consolado y lleno de alegría al recibir a Jesús en sus brazos. Los doctores estaban embelesados al oír las respuestas de Jesús. Y, ¿Quién podrá expresar el gozo de María y José al encontrar a Jesús después de tres días de ausencia? 63 La segunda parte del Rosario se compone también de cinco misterios, llamados misterios dolorosos, porque nos presenta a Jesucristo abrumado por la tristeza, cubierto de llagas, cargado de oprobios, dolores y tormentos.
 1. El de la oración de Jesús y su Agonía en el Huerto de los Olivos; 
2. El de su Flagelación;
 3. El de su Coronación de espinas;
 4. El de la Cruz a cuestas; 
5. El de la Crucifixión y Muerte en el Calvario. 
 La tercera parte del Rosario contiene otros cinco misterios, llamados gloriosos, porque en ellos contemplamos a Jesús y María en el triunfo y en la gloria. 1. El de la Resurrección de Jesucristo; 2. El de su Ascensión; 3. El de la Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles; 4. El de la gloriosa Asunción de la Virgen María; 5. El de su Coronación. Estas son las quince flores olorosas del rosal místico, en las cuales se posan, como abejas diligentes, las almas piadosas para recoger el néctar maravilloso y producir la miel de una sólida devoción.

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