Tomado de los escritos del Padre Gabriel Amorth nos relata ,cómo el maligno también usa las llagas, como imitación de los signos de Cristo:
«Estaba predicando un retiro en una congregación de religiosas, cuando la madre superiora me llamó para que me ocupara de una hermana, quien parecía haber sido estigmatizada. La vida de la comunidad se veía seriamente afectada por el mal comportamiento de la monja. Ésta utilizaba un lenguaje inconveniente, opuesto a cuanto cabía esperar en alguien que participaba de los sufrimientos de Cristo.
Tras orar y reflexionar un buen rato, decidí rezar por su liberación. Al fin conseguí liberarla de su opresión diabólica; su comportamiento y su lenguaje cambiaron de inmediato y los estigmas desaparecieron. No había padecido los sufrimientos de la Pasión, sino sufrimientos causados por el demonio…»
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