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Los signos más claros puedes reducirse a tres, según afecten a:
1. La cabeza: migrañas continuas o frecuentes, insomnios, pesadillas, miedos nocturnos, fatiga excesiva al levantarse, hastío de todo, tristeza sin causa, depresión, etc.
2. El estómago: dificultades para digerir, meteorismo (gases acumulados en el intestino que provocan inflamación del vientre), colitis, pesadez, anorexia mental o bulimia nerviosa, tentativas de vómitos no seguidas de efecto o liberación por vómitos de espuma blanquecina.
3. Aversión a lo sagrado: dificultad o imposibilidad de rezar; cansancio, somnolencia, bostezos reiterados durante la oración; incomodidad de encontrarse en u lugar santo, desvanecimiento; todo ello para impedir la vida espiritual.
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