Puede uno escapar de los tormentos diabólicos más graves (incluso del maleficio destinado a provocar la muerte):
1. Si se lleva una vida cristiana ferviente basada en: la oración con el corazón, la asiduidad a la Santa Misa, la recepción frecuente de los sacramentos (sobre todo de la Confesión y de la Eucaristía) y la dirección espiritual.
2. Si se protege uno del demonio teniendo horror del pecado y de la ocasión de pecar, resistiendo a la tentación, evitando el pecado mortal o arrepintiéndose sinceramente en seguida.
3. Si se practica el combate espiritual .
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